Hay palabras que se agradece que desaparezcan de nuestras vidas. Una de ellas es «disminuido». Afortunadamente la RAE y ahora la Constitución la destierran. Te lo contamos.
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La reforma de la Constitución
Pocos dudan ya en considerar el 11 de mayo de 2021 como un día histórico para las personas con discapacidad en España.
¿La razón? En ese día, el Consejo de Ministros ha dado luz verde al Anteproyecto de Ley para reformar uno de los artículos de la Constitución más polémicos en el ámbito de la discapacidad: el artículo 49.
Muchas han sido las peticiones de asociaciones, particulares y agentes sociales para que este cambio se llevase a cabo. Y su principal objetivo era el de eliminar de la Carta Magna española el término «disminuido» y sustituirlo por «persona con discapacidad».
Sin duda, el término «disminuido», a demás de ser obsoleto (y horroroso), es despectivo, incluso ofensivo, y con una carga negativa que no concuerda en absoluto con la realidad de la discapacidad hoy en día.
Y no creas que se han realizado muchos cambios en la Constitución desde que se aprobó en 1978. Este sería el tercero a nivel general y el primero que se hace para mejorar los derechos sociales.
Más que palabras
El artículo 49 original era el siguiente:
Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos.
Pero tan pronto como se apruebe la reforma en las Cortes Generales, se cambiará casi por completo.
Además del término «disminuido», el gran cambio radica también en el enfoque.
En el artículo original se percibe un tono paternalista, asistencialista, en el que prima la parte médica-rehabilitadora de poder «arreglar» a la persona. Poder solucionar sus «problemas» o al menos aliviarlos.
En la reforma se tendrá como enfoque la visión actual de la discapacidad que se centra en los derechos humanos, en la inclusión y la accesibilidad. Es decir, en la igualdad de todas las personas independientemente de su condición.
También se hará hincapié en los derechos de las mujeres y niñas con discapacidad y la importante labor de las organizaciones de las personas con discapacidad para hacer políticas en su ámbito.
Este cambio era necesario también para adecuar nuestra legislación a las leyes internacionales a las que se ha adherido España, como por ejemplo la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
El nuevo texto
La nueva redacción será mucho más amplia e integrará los derechos. La propuesta sería la siguiente: «Las personas con discapacidad son titulares de los derechos y deberes previstos en este título en condiciones de igualdad real y efectiva, sin que pueda producirse discriminación».
Además encomienda a los poderes públicos la tarea de «realizar las políticas necesarias para garantizar una vida participativa, autónoma e independiente a las personas con discapacidad«.
Y establece que se regulará «la protección reforzada de las personas con discapacidad para el pleno ejercicio de sus derechos y deberes» y subraya que «las personas con discapacidad gozan de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos«.

La RAE se queda a medias
En diciembre de 2020 la Real Academia Española (RAE) también eliminó la palabra «disminuido» de su diccionario. Fue en la actualización 23.4 del Diccionario de la Lengua Española. Una renovación muy influenciada por la pandemia.
Disminuido desaparece
Sin embargo, podríamos decir que esta revolución por un lenguaje inclusivo se quedó a medias puesto que cambiaron «disminuido» por “discapacitado”. Un término poco afortunado aunque muy usado socialmente e incluso en el mundo de internet.
Según la RAE, discapacitado es «aquel o aquella que posee una discapacidad«. Terminológicamente correcto pero inclusivamente incorrecto. Lo más acertado es decir «persona con discapacidad«. Una persona no posee una discapacidad como posee una casa o cualquier otro objeto, una persona tiene una discapacidad como puede tener los ojos verdes, la piel morena, una buena lógica para las matemáticas o un buen oído para la música.
De hecho, como ya hemos dicho muchas veces: Los discapacitados no existen.
La discapacidad cambia de significado
Además, en la misma actualización se rectificó la acepción de la palabra “discapacidad”.
Antes del cambio era: «Disminución por un problema físico, sensorial o psíquico, que incapacita total o parcialmente para el trabajo u otras tareas«.
Ahora: «Situación de la persona que por sus condiciones físicas o mentales duraderas, se enfrenta con notables barreras de acceso a su participación social«.
Sin duda, un reconocimiento a la realidad actual de las personas con discapacidad donde la accesibilidad es fundamental para poder lograr la igualdad e inclusión.
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