![]() |
Logo Prada a Tope- Foto de @Glo9Rodriguez |
Vídeo: (Debajo tenéis la transcripción).
A mediados de abril, un grupo de personas ciegas y con discapacidad visual junto con familiares y amigos visitamos el Palacio de Canedo, sede de la bodega de Prada a Tope.
Antes de comentaros nuestra visita vamos con unos cuantos datos de interés:
El Palacio de Canedo se encuentra en la localidad del mismo nombre en la comarca del Bierzo en León, casi llegando a Galicia.
El palacio, que hoy luce imponente rodeado de viñedos, fue construido en 1730 por la familia Osorio y Pimentel y es un ejemplo de la arquitectura popular del primer tercio del S. XVIII.
A finales de los años 80, José Luis Prada Méndez, más conocido como Prada, un emprendedor de éxito de la comarca, compra el Palacio y las parcelas adyacentes para restaurarlos y convertir todo el conjunto en la sede de la bodega ecológica de Prada A Tope.
Con los años este lugar se ha convertido en el núcleo de un negocio de éxito que combina los productos típicos de la zona del bierzo con el enoturismo, la hostelería y la innovación gastronómica.
Pero vayamos al meollo de la visita porque sabemos que os encantará la experiencia.
Llegamos a la finca una tarde lluviosa y primaveral. Un portón cuidado sin llegar a la ostentación nos dio la bienvenida y enfilamos el camino hacia el palacio entre viñedos a ambos lados. Una pena la lluvia pero hay que reconocer que también le dio al paisaje un matiz de encanto particular.
El palacio, que a muchos les puede sonar a castillo o algo regio, es más parecido a una casona o pazo gallego y está compuesto por varios edifcios y ampliaciones. En el se ubican los diferentes servicios: el hotel, el restaurante, la bodega…
La visita empieza con la bodega que es el principal atractivo del lugar:
Esta está abierta al público y sus trabajadores explican, a los visitantes que se acercan hasta allí, cómo se elaboran los diferentes vinos a partir de las variedades Mencía (tinta típica del Bierzo) y Godello (blanca adaptada al terreno del Bierzo).
Un gran punto a favor de este lugar es que los guías han sido preparados para hacer las visitas más accesibles a las personas con discapacidad visual.
La primera parada, en la entrada de la bodega y con los viñedos de frente nos hizo tomar conciencia de lo bonito del lugar.
En el interior accedimos a la sala de fermentación donde nos explicaron el proceso de elaboración de los diferentes vinos y pudimos ver el tamaño inmenso de las cubas donde se tratan las uvas tras la vendimia.
Después visitamos otras salas, como la Xamprada, donde descubrimos diferentes procesos del vino y también de la elaboración de otros productos típicos de Prada a Tope como sus famosas castañas con almíbar o los pimientos asados.
Una vez presentados los productos, en la sala catas y exposiciones explican mediante los sentidos qué es el vino.
La particularidad de esta sala es que está adaptada para personas con discapacidad visual con carteles en braille y objetos en relieve.
En las paredes nos encontramos la historia de la bodega, los terrenos que la componen, las variedades de vino, las especias con que lo elaboran, los premios obtenidos, etc.
El espacio central está divido en 4 mesas:
- En la primera pudimos conocer los elementos que se utilizan para envasar el vino: botellas y corchos de diferntes tamaños, formas y composiciones.
- La segunda mesa está dedicada al sentido de la vista y ofrece una comparativa de las diversas tonalidades de los vinos: blancos, rosados y tintos.
- En la tercera nos dejamos llevar por el sentido del olfato y jugamos a adivinar los aromas que encierran unas vasijas donde se esconden los matices de los vinos que produce la bodega. Junto a cada vasija hay un cartel tapado en el que está la solución tanto en imagen como en letra y braille.
- La cuarta mesa está dedicada al tacto para comparar la sequedad, rugosidad o el terciopelo de un vino de crianza mediante nuestras manos. Es una metáfora un poco más abstracta pero que nos da una idea de como se puede sentir el vino en el paladar.
Para finalizar la visita, el Palacio ofrece una cata dirigida por el enólogo Ferreira donde nos explicaron los matices del vino. Allí nos deleitamos probando dos tintos uno más joven y otro de crianza que nos ayudaron a conocer, junto con las geniales explicaciones de Ferreira, un poco más esto de la cata para aquellos que no entendemos mucho este mundillo.
Por últmo subimos a ver los viñedos más altos y a deleitarnos con la magníficas vistas d la comarca del Bierzo y de otras propiedades de la Fundación Prada como el Bosque Didáctico de Canedo que nos queda pendiente para la próxima escapada a este bonito lugar.
Tras la visita oficial, los visitantes pueden darse una vuelta por la tienda y comprar gran variedad de productos de Prada a Tope así como recuerdos de la zona.
En definitva una bonita experiencia conociendo este hermoso paraje y el minucioso labor de una bodega para sacar el mejor producto posible respetando su tradicional materia prima.
Así que, para terminar solo nos queda deciros que si os pasáis por el Bierzo no dudéis en visitar el Palacio de Canedo. Os encantará.