Selectividad adaptada


Historias de selectividad

Esta semana comienzan los exámenes de Selectividad en diferentes comunidades autónomas y debemos ser conscientes de que si para un alumno sin discapacidad ya es un agobio, para uno con, el enfrentarse a estas pruebas acarrea además cierta ansiedad por si podrá mostrar todo su potencial sin impedimentos debidos a su situación particular.




 
Desde mi experiencia, como persona con discapacidad visual, tengo que reconocer que, a pesar de que hace ya unos cuantos años que hice la selectividad, ya por aquel entonces conté con todas las adaptaciones necesarias.
 
Era junio de 1999 y en Pontevedra aún estaba totalmente operativo el CRE Santiago Apóstol de la ONCE donde realizamos los exámenes unos quince afiliados y otros chicos con discapacidad.
 
Lejos de recordarlo como algo angustioso fue una experiencia diferente, con muchos nervios, sí, pero con la certeza de que podíamos olvidarnos de las limitaciones para centrarnos en lo importante.
 
En Galicia, desde 1994, el CRE Santiago Apóstol en Pontevedra, es el máximo exponente de la labor que desarrolla la ONCE, en colaboración con la Comisión Interuniversitaria de Galicia (CIUG), para ayudar a los alumnos con deficiencias visuales o con necesidades educativas especiales de toda Galicia a realizar la selectividad con todas las garantías.
 
En mi caso las adaptaciones básicamente consistieron en ampliación de letra de examen, un tiempo adicional en relación con mi discapacidad y, para la prueba de latín, la posibilidad de utilizar la telelupa para buscar las palabras en el diccionario.

Existen unas tablas para establecer el tiempo extra de examen para pruebas de acceso al empleo público pero que también se suelen utilizar para estos casos. 

Viéndolo así tampoco es tanto, pero otros de mis compañeros disponían de adaptaciones acordes. Por ejemplo, los que utilizaban braille speak, contaban con los exámenes en este formato y ellos escribían en los mismos dispositivos las respuestas. Otros, los que habían solicitado el examen en braille en formato papel, empleaban la máquina Perkins para escribir las respuestas. Después, en ambos casos se imprimían, transcritos a tinta, en papel. 
 
Por supuesto, cada uno de estos alumnos estaba en una estancia diferente ya que, como muchos sabréis, el braille speak o la Perkins no son sistemas muy silenciosos.
 
También hubo compañeros que realizaron el exámen en ordenador y al acabar se les imprimía el exámen una vez terminado. 
 
Por su parte, estudiantes con otras discapacidades distintas tenían, por ejemplo, la posibilidad de dictar su examen si no podían escribir.
 
Toda esta infraestructura es muy laboriosa y, como manda la norma,  los sobres que contienen los exámenes de selectividad se abren todos al mismo tiempo por lo que, una vez abiertos, los técnicos en tiflotecnología tenían que adaptarlos a cada formato.
 
Hoy en día supongo que los tipos y formatos de adaptación habrán evolucionado y que el ordenador se habrá convertido en uno de los métodos más usados, puesto que tanto en casa como en los centros educativos es una herramienta esencial y que permite una mayor accesibilidad a personas con discapacidad. Aunque respecto a este tema hay que reconocer que aún queda mucho por hacer.
 
Lamentablemente, con la Ley orgánica de mejora de la calidad educativa (LOMCE), esta opción corre riesgo de desaparecer. En las pruebas de selectividad del pasado septiembre 2013, la ONCE ha denunciado que estaban ante una de las «ultimas convocatorias» debido a dicha ley.
 
Además resaltaron que «el CRE facilita que todos los examinandos tengan resueltas sus necesidades específicas y que la única dificultad a la que hayan de enfrentarse sea el contenido del examen».
 
A nivel nacional no existe una normativa específica para selectividad y las respectivas adaptaciones que se pueden implementar, sin embargo existe un consenso general y aceptado de las posibles medidas.
 
En este sentido, cada comisión organizadora de las pruebas establece medidas para garantizar a todos los estudiantes que presenten algún tipo de discapacidad, la realización de los diferentes exámanes, tanto  generales como específicas, en condiciones de igualdad.
 
Las medidas que se suelen implementar son las de adaptación de los tiempos, la elaboración de modelos especiales de examen y la puesta a disposición del estudiante de los medios materiales y humanos, la asistencia y apoyo, y las ayudas técnicas que necesite para la realización de la prueba de acceso. 
 
Además las mencionadas comisiones  garantizan la accesibilidad de la información y la comunicación de los procesos y la del recinto o espacio físico donde ésta va a tener lugar.
 
Para poder aplicar todas esas medidas personalizadas se basarán  en las adaptaciones curriculares que el alumno ha tenido en bachillerato y recogerán la información necesaria de los correspondientes servicios de orientación de cada centro.
 
Básicamente el procedimiento sería el mismo en todo el territorio español aunque con las particularidades de cada comunidad autónoma o comisión organizadora.
 
Así que a los que os enfrentáis a tan temida prueba, ánimo, valor y suerte! La universidad os espera.




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