El lenguaje inclusivo ( o no sexista) se manifiesta hoy en día de muchas maneras pero ¿es realmente inclusivo? La respuesta a esta pregunta puede que te sorprenda.
Hoy el tema que iba a tratar era bien distinto a lo que vas a leer pero un tuit se cruzó en mi camino esta mañana y fue la gota que colmó el baso.
Hace unos meses que me encuentro (sobre todo en las redes sociales) con varias corrientes feministas que quieren usar el lenguaje para reivindicar la igualdad de género entre hombres y mujeres. Unas más radicales que otras, todo hay que decirlo. Hasta aquí todo perfecto.
El problema llega cuando se apología de este «lenguaje inclusivo» y no lo es tal.
No quiero meterme en berenjenales de ideologías con este post. Aunque hable del feminismo sólo quiero hacerlo como punto de partida para demostrar que la inclusión no solo es una cuestión de géneros sino de muchos otros aspectos, entre ellos la accesibilidad.
Intentaré dejar a un lado esa carga de lucha de igualdad (de la que podría decir mucho peor no es el lugar. Y me centraré en lo técnico del lenguaje inclusivo, en su forma y en las razones para no usar ciertas prácticas que crean barreras.
Espero que saques tus propias conclusiones. Y si quieres saber más, al final del artículo encontrarás varios enlaces interesantes para profundizar.
Índice
Lenguaje inclusivo vs. Lenguaje no sexista
Siempre que escucho o leo el término lenguaje inclusivo me entran dudas de si se refiere al género o a la diversidad en general.
Por «deformación profesional» siempre pienso que hace referencia a lo último pero resulta que es todo lo contrario.
¿Un error al utilizar la palabra inclusión? ¿Es mejor la expresión «no sexista»? Pues aquí cada uno puede tener su opinión. A mi siempre me gusta matizar, usar la palabra más acorde a lo que se está diciendo. Si partimos de que la inclusión abarca cualquier ámbito, yo me decantaría por la segunda. Así además, evitamos malentendidos.
La lengua, el feminismo y un debate sin resolver
La lengua está viva; se va adaptando a los cambios de la sociedad. Aunque a veces las instituciones que la «protegen», como la RAE, no son capaces de adaptarse al ritmo o no consiguen conjugar las necesidades de todos.
Uno de los grandes retos es conseguir consensuar el gran debate del lenguaje y el feminismo. Y parece que va para largo
Hay quien se pregunta si es realmente necesaria esta lucha con el lenguaje para conseguir un mundo más igualitario. Las palabras nombran los conceptos y le dan su razón de ser. Son importantes sin duda. Sin embargo son usadas como arma arrojadiza por los puristas de la lengua y los y las feministas.
Todo depende del punto de vista. Donde alguien con la palabra «todos» entiende que se hace apología del machismo (cuando se refiere a un colectivo de hombres y mujeres), otros lo entienden como el plural neutro que engloba todo.
No podmeos cambiar la forma de pensar de unos u otros pero también hay que entender la evolución del lenguaje.
A veces parece que nos preocupamos en otros detalles en lugar de centrarnos en lo importante de la lucha por la igualdad. Es verdad que el lenguaje puede marcar la tendencia pero por muchos feminismos o giros hacia el feminismo que se hagan en el lenguaje , si no van acompañados de otras acciones no sirve de nada.
¿Qué opciones se están usando para la igualdad?
Como comenté antes, abanderar la lucha del feminismo esta genial pero a veces se nos va de las manos cuando lo llevamos a la lengua e inventamos fórmulas que, incluso pueden crear algo de alejamiento hacia el verdadero sentido del feminismo.
Yo estoy 100% con la igualdad de género. No podría ser de otra manera, pero debido a mi bagaje lingüístico o a mis estudios hay algo que me hace recelar de algunas formas con las que se quiere evitar aquellas palabras que, en cierto modo, tienen forma similar al masculino siendo neutras.
De hecho, algunas opciones que aparecen para hacer un «lenguaje inclusivo» son realmente extrañas o ajenas a lo que realmente se necesita.
Seguro que se te ocurren diferentes ejemplos: Duplicidad de los términos (masculino y femenino): «los ministros y las ministras»; evitar el uso del masculino universal por otro término: «Hombre» por «humanidad, «usar la letra «-e» como terminación, en lugar de -«o» o «-a».
Y muchas otras que puedes descubrir en un interesante artículo de Fundéu: Lenguaje inclusivo: una breve guía sobre todo lo que está pasando
En este punto podrías preguntarte ¿qué tiene que ver todo esto con la accesibilidad o con nuestro blog? Pues mucho. Ahora lo descubrirás.
Pero ¿Es el lenguaje inclusivo (o no sexista) realmente inclusivo?
Cualquier causa por la igualdad y la inclusión tiene cabida en este blog pero nuestra razón de ser es la accesibilidad, principalmente de las personas con discapacidad visual.
Resolver la cuestión de si es realmente inclusivo el lenguaje inclusivo nos lleva a partir de dos conceptos: por un lado el lenguaje inclusivo que busca la igualdad de género a través de las palabras y por otro el lenguaje inclusivo referente a la accesibilidad, especialmente de las personas con discapacidad.
En ocasiones ambos conceptos encajan perfectamente pero en otras, debido a las alternativas elegidas, el resultado resulta excluyente.
Pongámonos en situación: una persona con baja visión o ceguera que utiliza un lector de pantalla para poder leer las redes sociales, una web, etc.
Habrá alternativas no sexistas (o inclusivas) que serán perfectamente correctas para estos lectores. Sin embargo, otras lo que crean es una barrera de comunicación.
Me refiero especialmente a dos prácticas que se han hecho muy comunes y de hecho he de reconocer que alguna la he utilizado: el uso de la «x» y de la «@«.
Ambos símbolos se suelen emplear cuando se quiere referir a hombres y mujeres y las palabras que los definen acaban en «-o» y en «-a» respectivamente. Por ejemplo: todos y todas pasa a ser «todxs» o «tod@s».
Es una opción que puede ser muy útil en las redes sociales por la brevedad y lo esquemáticas que son pero es necesario descartar totalmente su uso.
Un ejemplo lo podéis encontrar en este tuit:
Un lector de pantalla no reconoce ni el símbolo de la arroba ni es capaz de leer una «x» dentro de una palabra donde debería ir otra letra. Como en el ejemplo que vimos antes.
Así que volvemos a la pregunta ¿Es realmente inclusivo el lenguaje inclusivo?
Pues depende, si usamos símbolos o caracteres extraños nunca podrá ser inclusivo porque aunque cumpla con la parte ideológica, crea barreras de comunicación para un determinado colectivo.
En cuanto a la corriente que utiliza la letra «e» en su lugar, u otras opciones, no entraré a debatir si me gustan más o menos pero al menos en el aspecto técnico de la accesibilidad cumplen con su cometido.
Y ¿tú que opinas? Más abajo dejo los enlaces a algunos artículos muy interesantes sobre el lenguaje no sexista que igual te pueden interesar.
Enlaces interesantes:
- «Les amigues» del lenguaje inclusivo, de El País
- Informe de la Real Academia Española sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas.
- Lenguaje inclusivo: una breve guía sobre todo lo que está pasando , de Fundéu
- Lenguaje no sexista, Wikipedia
- Tres lingüistas debaten sobre el lenguaje inclusivo: «No debieron preguntar a la RAE», de El Confidencial
- Cómo utilizar el lenguaje inclusivo sin caer en el ridículo: despídete del «Todos y todas», de Diario Sur
En la mayoría de veces, yo lo veo como una duplicidad innecesaria y más bien exclusivo: por ejemplo, cuando antes usábamos el término «alumnos» para referirnos a los chicos y a las chicas, ahora utilizamos «las alumnas y los alumnos», excluyendo a los chicos en la primera y a las chicas en la segunda. O sea, doblemente excluyente.
Hola!
Nosotras somos un poco también de la misma opinión. Desde siempre se ha usado por ejemplo «todos» para englobar tanto mujeres como hombres. Y sin matices de exclusión. De todos modos, cada uno tiene su opinión. Lo de, por ejemplo, «todos» y «todas» es un poco repetitivo. El problema es que queremos dejar todo el peso de la inclusión y la igualdad en el lenguaje y nos olvidamos de lo más importante, los hechos y la realidad que se vive.
Un saludo
La verdad para mi es muy simple, si uno es inclusivo, en base a mentalidad, el lenguaje no te va a molestar en lo más mínimo, yo desde siempre veo a todos como iguales, incluso antes de enterarme de eso llamado «feminismo» (algo que no me considero ser) simplemente siempre solo vi humanos, y más allá, solo veo criaturas vivas y punto, y la forma en que funciona este idioma no me molesta, no lo veo ni lo siento como un ataque a mi género, de hecho me molesta la redundancia y errores gramaticales que están surgiendo al forzar un idioma a adaptarse a opiniones personales como «los maestros y las maestras» redundancia innecesaria, «los padre y LAS padres» horror gramatical. Además no piensan en otra cosa, muchas mujeres (quienes nacieron en el cuerpo equivocado) se sienten excluidas, recuerdo muchas de ellas reclamando el hecho de que pasaron por muchas cosas muchos años para poder ser llamadas como lo que son: mujeres, pero el lenguaje «inclusivo» les está quitando ese derecho. Y la verdad, leer a alguien escribiendo con ese lenguaje, es muy difícil leer, incluso más cuando escriben con la X, lo que no solo lo limitan a internet.
Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, a veces se quiere rizar demasiado el rizo en este tema. En el artículo hablamos de que no son inclusivas ciertas modas para referirse al género debido a los problemas que crean para los lectores de pantalla. Sin embargo, aunque el lenguaje es importante, lo son más las actitudes y pensamientos. No creo que sea machista decir «los hombres» como feminista decir «la humanidad». El lenguaje ha evolucionado de una manera y muchas veces por que lleve un determinado artículo o termine en una determinada vocal no significa que sea masculino. Un saludo
En mi opinión, el lenguaje »inclusivo» no lo es, ya que excluye muchas veces de varias maneras a diferentes partes, especialmente cuando usan palabras como »todes» o »nosotres», siento que están insultando a todo el mundo. Si desean realmente ser inclusivos, simplemente pongan en práctica ciertas conductas como la de uno de mis profesores de secundaria, como estaba haciendo clases en un curso de solamente mujeres, al hablar decía »nosotras tenemos que…» o »todas vamos a» refiriéndose a la mayoría. >>También si quieren ser personas inclusivas, no busquen un nuevo lenguaje para ello, practiquen todo en la vida real, si ven a alguien que es diferente, deben aceptar su cualidades únicas que le hacen ser quién es.<><< no ocupé ningun referente a el chico o la chica, es solo cosa de practicar y poner en marcha esto. Saludos y espero tomen en cuenta que a las personas que nos afecta el que escriban mal, también hace que el lenguaje inclusivo no lo sea.
Muy de acuerdo. Además la inclusión no sólo se hace con el lenguaje sino con los actos y con las intenciones.
Respetando las diferentes opciones, creo que tenemos suficientes medios para ser inclusivos sin tener que desvirtuar el lenguaje. Un saludo
Llegué a este artículo por remisión del que escribieron hace poco sobre consejos para crear buen texto alternativo.
¿Es necesario el lenguaje inclusivo? Yo entiendo que no, porque gramaticalmente hace ya siglos que en nuestro idioma se evolucionó mediante la incorporación de las flexiones femeninas a las no marcadas que en rigor se entendían —dada la poca/nula participación de las mujeres en los asuntos relevantes de la sociedad— referidas a los varones y, en un plano más empírico, porque incluso antes de que se pusiese de moda la corrección política con tinte feminista, muy rarísima vez en diversos entornos vi que el uso de pronombres de la primera persona del singular con género no marcado pseudomasculino requiriese aclaraciones a fin de desambiguar que las frases correspondientes también incluían a las mujeres. No es que las mujeres no sufran aún exclusión u otros tipos de discriminación en muy diversos ámbitos y aun a veces de forma consciente, aunque la gramática no refleja ni coadyuva a esa exclusión.
Si al final resultare que el lenguaje inclusivo sí fuere necesario, a menudo existen maneras de ser idiomáticamente inclusivo sin deformar el lenguaje en el proceso, mediante recursos como los sustantivos epicenos y comunes en cuanto al género o ciertas locuciones verbales que, contrarias quizá al principio de economía del lenguaje, cumplen perfectamente la misión de comunicar sin que nadie sienta exclusión con causa en la gramática. Otra cosa es que mucha gente, con desgano de pensar o por el simple hecho de dárselas de «cool», al sugerirle alternativas concretas digan que «Es muy largo» o que determinada palabra «Ya no la usa nadie».
Partiendo de esa misma base de una hipotética necesariedad del lenguaje inclusivo, más de una vez pensé que desde las organizaciones feministas, en vez de promover con total asistematicidad alternativas tan cuestionables como aquellas de las que trata el artículo, sería hora de que se empezase a estudiar una reforma gramatical seria, es decir, con método científico. Es cierto que los movimientos suelen comenzar con manifestaciones en el ámbito simbólico, pero en este caso las variadas y extensas manifestaciones simbólicas que nos ocupan ya tienen un par de años y, se esté de acuerdo o no con éstas, su existencia ya ha cuajado como para que sus adláteres se planteen pasar a una siguiente etapa de estudio sistemático tendiente a modernizar una gramática que, según estos grupos, hoy por hoy está impregnada de sesgos machistas excluyentes.
Fuera de mis opiniones y entrando ahora en un plano netamente objetivo, no concuerdo del todo con el modo en que los lectores de pantalla no reconocen ciertas manifestaciones de lenguaje inclusivo. Es cierto y estoy de acuerdo en que la equis, como consonante que es, no es fácilmente inteligible cuando se emplea con fines de inclusión, especialmente cuando se aplica a plurales que como tales luego tienen una ese; no concuerdo, no obstante, con que los lectores de pantalla no reconozcan el signo arroba: en informática es tan común hace añares que cualquier sintetizador de voz lo lee en alto correctamente; otra sería la historia, por cierto que más desafortunada, si en vez de por el arroba se hubiese optado por algún emoji u otro carácter raro agregado al estándar Unicode muy recientemente y que, por lo mismo, muchos sintetizadores no puedan leer sin ajustes manuales adicionales que encima no siempre es posible realizar.
¡Gracias por compartir estas reflexiones!
Muchas gracias a ti por compartir también tu opinión. Muy interesante, Es importante el debate sobre estas cuestiones. A veces el lenguaje inclusivo es demasiada forma y poco contenido. De todos modos, cada uno es libre de utilizarlo como quiera siempre que eso no implique precisamente la exclusión en otros ámbitos. Un saludo