Leer con los sentidos. La accesibilidad en la lectura.


Leer va mucho más allá de la vista y unas letras impresas. Te mostramos cómo se pueden disfrutar los libros con los diferentes sentidos.

A lo largo de estos años hemos ido recopilando muchos dispositivos, técnicas y herramientas que nos ayudan a leer de muy diversas maneras.

La tecnología ha abierto las puertas de la literatura mucha gente, especialmente a personas con discapacidad visual.

En este artículo encontrarás muchas y variadas maneras de leer aprovechando todos los sentidos.

Leer

Según el diccionario de la Real Academia Española, «Leer» tiene como significado principal: «Pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados«.

En este primera acepción se hace referencia al acto de ver, de utilizar los ojos para descifrar el texto.

Sin embargo, existen otras dos acepciones que son más acertadas para el sentido que le damos nosotros:

  • «Comprender el sentido de cualquier tipo de representación gráfica. Leer la hora, una partitura, un plano«.
  • «Entender o interpretar un texto de determinado modo«.

Y así es como lo queremos entender tanto en este artículo como de manera general.

Históricamente leer siempre ha ido asociado a signos que se descifran a través de la vista. Afortunadamente, en la actualidad, la tecnología ha permitido romper ese binomio vista-texto y transformarlo en muchas otras opciones.

Hoy vamos a hablar de maneras de leer, de cómo acceder a la información de un texto con diferentes sentidos y herramientas.

Nos centraremos en los sentidos utilizados y también en los formatos que podemos encontrar.

En el siguiente vídeo hacemos un pequeño repaso a cómo leer con los sentidos. Más abajo te lo contamos por escrito.

Vídeo. Leyendo con los sentidos

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Leer con la vista

El concepto tradicional de leer nos lleva irremediablemente al núcleo de todo esto: los libros.

Libros físicos

Existen libros en formato físico de todo tipo de tamaños, con tapas blandas, con tapas duras, de edición de bolsillo, con o sin ilustraciones, con hojas más o menos gruesas, con encuadernaciones de lujo o más modestas… Todos estos detalles hacen que cada libro sea especial.

Pero lo más importante es su contenido. La historia, la información, el mensaje que nos quiere transmitir.

Y este texto puede también tener diferentes tamaños de fuentes. Y aunque existe un tamaño medio ideal para la lectura general. Es muy frecuente que este tipo de letras sean cada vez más pequeñas, lo que dificulta la tarea para quienes tienen problemas de visión.

Para solucionar estos inconvenientes siempre hemos contado con dispositivos de ampliación. Las famosas lupas de toda la vida pero también las nuevas tecnologías que poco a poco se han interesado por este nicho. Ejemplos como telelupas, aplicaciones y software para ampliar….

También han empezado a aparecer estudios y prototipos de tipografías que mejoran en gran medida la legibilidad de los textos. Si quieres saber más sobre este aspecto puedes leer nuestro artículo: Tipografías que pueden mejorar la lectura y la accesibilidad.

Otra opción es el uso de macrocaracteres (letras grandes) pero en cuestiones de ahorro de espacio y económicos no son muy viables salvo que el texto sea relativamente pequeño.

Libros electrónicos

El desarrollo de la tecnología nos permitió pasar del papel a la pantalla y con ello llegaron las ventajas e inconvenientes. Partidarios y detractores del nuevo sistema.

Ahorramos en espacio y nos podemos llevar montones de libros en un solo dispositivo pero a la vez perdemos el «romanticismo» de tener el libro en tus manso, pasar las páginas, el olor particular…

Las pantallas también siguen siendo foco de discusión por si dañan o no la vista. Las de tinta electrónica evitan daños y cansancio pero en detrimento de colores, contrastes…

Por otro lado estos lectores de libros electrónicos permiten (en algunos casos) reproducir también audio del libro y eso sí que es un gran plus.

Existen muchos modelos de lectores de e-books tanto físicos como aplicaciones: genéricos o específicos de una marca. Quizá el más conocido hoy en día es el Kindle de Amazon. Aunque ya te digo de antemano que mientras que su lector de e-books (Kindel Paperwhite) no me ha gustado nada por su poca configuración de accesibilidad (al menos el que tengo yo), su aplicación para móvil me encanta.

Casi sin darnos cuenta, los libros en formato electrónico (pdf, epub, etc) han llegado a nuestras vidas para quedarse y los podemos leer con infinidad de apps, programas y dispositivos. Muchos de ellos incluso permiten la lectura en audio.

Leer con el oído

La literatura oral es la más antigua de todas. Desde que el humano es humano y se ha podido comunicar con otros humanos, ha transmitido información a otros. La cultura oral, los cuentos, las leyendas… fueron el germen de lo que después se plasmó en diferentes formatos para dejar constancia: piedras, papiros, papel…

Es por este motivo que la vuelta al audio en la literatura es algo tan importante y, a la vez, inclusivo.

Audiolibros

Ya hemos comentado en este blog que el boom de los audiolibros es una realidad y que han llegado para quedarse. Aunque aún haya detractores de estos y de los libros electrónicos.

Son, cada vez más, las aplicaciones móviles de audiolibros y podcasts las que están poniendo en valor la literatura en audio.

Storytel, Audible, Lector GOLD de ONCE (este con sus particularidades especiales)… por nombrar algunos ejemplos.

El formato DAISY

En el mundo de la accesibilidad para personas ciegas el formato más conocido para libros en audio es DAISY (siglas de Digital Audio-based Information System). Para poder reproducir los archivos en este formato es necesario un reproductor que soporte sus características.

Podríamos considerarlo precursor de los audiolibros pero también con características especiales como una estructuración muy marcada, navegación por niveles (páginas, líneas, palabras) y diferentes secciones, posibilidad de añadir anotaciones y marcadores, accesos al contenido mucho más certeros… Incluso puede combinar audio y texto.

Hay que reconocer que hoy en día, muchos de los servicios de audiolibros han igualado e incluso superado en algún aspecto, las prestaciones del formato DAISY.

Otras tecnologías

Por otro lado, la tecnología sigue avanzando a pasos agigantados y ha puesto también su punto de mira en cuestiones de accesibilidad. Afortunadamente.

Herramientas como lectores de pantalla, software de lectura de documentos o los propios asistentes virtuales (Alexa, Siri…) pueden leernos en audio la mayor parte de los textos escritos digitales o no digitales.

También dispositivos más avanzados como los desarrollados por Orcam: OrCam MyEye y Orcam Read.

En un artículo anterior ya te presentamos varias aplicaciones que permiten escanear textos y leerlos o transcribirlos.

Lectura en tándem

Por último, en cuanto a audio, nos gustaría destacar un método que es el que más usamos nosotras y es la lectura en tándem. ¿En qué consiste? Pues cuando queremos leer un libro, Gloria suele ser quien lee el texto y yo escucho y de paso vamos comentando detalles y demás. Digamos que es como un audiolibro pero en persona (y con entonación y todo).

Leer con el tacto

Y, como no, el tacto es uno de los sentidos más importantes para las personas ciegas a la hora de leer.

El braille y las texturas

Sin duda el braille es el mayor paradigma de la lectura táctil. Aunque no el único. Las texturas, relieves, tallados, formas… son también grandes aliados para la mejor comprensión de los textos, especialmente cuando se quieren reproducir las imágenes.

Aunque hay gente que dice que el braille posiblemente desaparezca en un futuro por su elevado volumen y porque la tecnología puede desterrarlo, en nuestro artículo ¿Tiene fecha de caducidad el braille?, te contamos por qué no debería ser así.

También hicimos una recopilación de varias iniciativas de crear cómics táctiles.


Libros electrónicos en braille

El braille también se ha llevado a dispositivos tecnológicos con mayor o menor acierto. Líneas braille para ordenadores y así poder leer lo que pone en la pantalla, por ejemplo.

En los últimos años se han llevado a cabo varias iniciativas para crear libros electrónicos en braille. Tenemos ejemplos como el Canute 360, Tactile o Blitab.

El que más conocemos desde sus inicios es Braibook. Con un diseño compacto y una sola celda de 4×4 puntos consigue albergar una gran cantidad de libros. También permite un modo audio para compatibilizar o incluso aprender braille.

Puedes saber más sobre braibook en este artículo.

¿El olfato y el gusto?

Aunque no sirva para leer, el olfato tiene también una gran importancia en el mundo de los libros, al menos desde mi propia experiencia.

Esa esencia de los libros, su esencia particular. Muchos de los grandes recuerdos de la infancia era el olor a nuevo de los libros recién comprados, el olor a tinta y papel, el olor del paso de los años de aquellos que están en las bibliotecas… No sabría explicar muy bien por qué pero me encanta igual que tener el libro en mis manos. Es algo especial (aunque también me gusten otros formatos).

Quizá en un futuro sea posible también utilizar el gusto y el olfato para poder descifrar textos pero por ahora nos alegramos de tener ya diferentes opciones.

Y tú ¿Cómo lees? ¿Con la vista, el tacto o el oído?

Quizá te interese también el nuestro artículo sobre Cómo la tecnología nos ayuda a disfrutar de la lectura:


6 comentarios sobre “Leer con los sentidos. La accesibilidad en la lectura.”

  1. Hola Gaby, estoy deseperadamente buscando un proveedor en latinoamerica que diseñe, edite, imprima libros o cuadernillos en braille, alto relieve, incluyendo QR y audioguias, todo en una sola presentación. Necesito este serviciopara un programa sensorial.
    Apreciare su apoyo
    saludos y gracias
    flavia cozzarelli
    Fudación Alada
    flaviacozzarelli7@gmail.com

    1. Hola. A ver si alguien que nos lea te puede ayudar. Nosotras no conocemos mucho de cómo está el sector en latinoamérica.
      Un saludo

  2. Interesante este artículo.
    Mi principal método de lectura autónoma son libros textuales a través de la computadora.
    No me gustan los audiolibros porque necesariamente quien los narra ha de elegir una interpretación, en vez de dejarme a mí esa tarea tan linda al leer, consistente en imaginar uno los tonos e inflexiones con que se dicen las cosas. Por esa misma razón es que para leer libros empleo adrede una voz semirrobótica (Eloquence), porque entona diferente bien como ninguna otra ante frases con signos de admiración o interrogación, tarea que otras voces más modernas y aun con mejor calidad tratan de acometer con base en el contexto sin que, no obstante, lo consigan la mayoría de las veces. Si alguna vez vuelvo a leer un audiolibro, me gustaría que sea en formato Daisy (o ePub 3, que al efecto tiene las mismas prestaciones) con el texto sincronizado, porque, como aficionado a la literatura me parece importantísimo y es la razón principal por la que aún no puedo pasarme definitivamente de JAWS a NVDA, también me gusta que durante la lectura continua (o Verbalizar Todo) se lean las palabras en mayúscula con un tono más alto, lo que así siempre configuro desde hace años.
    En cuanto a formatos de archivo mi preferido es el ePub, pues es un conjunto de archivos HTML y por ende accesibles con las técnicas de las páginas web, además de que casi siempre tienen la tabla de contenidos bien definida. No tengo, no obstante, la aversión que otros ciegos le guardan al formato PDF y otros afines, pues, salvo cuando se trata de documentos con imágenes de páginas escaneadas y nos excede hacer OCR por nuestra cuenta, no son tan frecuentes los casos en los que ninguna de las opciones de orden de lectura de los lectores como Adobe Acrobat y Foxit Reader entregue texto inteligible; otra cosa es que casi nunca los libros en PDF incluyan marcadores para la tabla de contenidos ni una página de índice con vínculos que cumplan esa función. En ningún caso, eso sí, soy partidario de convertir libros propiamente dichos (los textos cortos son otra historia) en texto plano, pues no me gusta perder la estructura de las páginas para navegar rápido y, tanto en computadoras antiguas como en teléfonos, el hecho de que los archivos .txt sean un flujo continuo es poco eficiente en cuanto a uso de memoria y aun rapidez de respuesta con un lector de pantalla.
    Respecto de fuentes para obtener libros, reconozco el encomiable servicio a la sociedad que supusieron iniciativas como Tiflolibros o el propio Servicio Bibliográfico de la ONCE, aunque afortunadamente los avances tecnológicos de que bien habla este artículo han ayudado también a que podamos conseguir libros electrónicos desde orígenes «mainstream», proficuo en la medida que así es mucho más probable encontrar lo que estemos buscando sin tener que esperar tiempo adicional a que se produzca por encargo el material adaptado.

    ¡Saludos!

    1. Muchas gracias Fernando por tu comentario y por tus aportaciones. Nos parecen muy interesantes. Afortunadamente, como bien dices, la tecnología se está poniendo las pilas en cuestiones de texto a voz y demás ajustes para la lectura y es muy beneficioso para toda la gente y para las personas con discapacidad en particular. A mí me gustan también los epub y los PDF bien diseñados, por la posibilidad de poder ampliar la letra a mi gusto, aunque de vez en cuando un audiolibro también me gusta.
      Un saludo

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