Septiembre es sinónimo de vuelta al cole, de libros que huelen a nuevo, a tinta, a forros de plástico…
Nuevas ilusiones, nuevos compañeros y muchas ganas de aprender.
Los años de colegio son una época que recordaremos siempre y que es muy importante para nuestro desarrollo personal, mucho más incluso que la universidad o el bachillerato.
Todo niño en el mundo debería tener ese derecho a la educación y a vivirla de manera igualitaria con sus compañeros independientemente de sus capacidades, estatus social, procedencia, etc.
Hace unas semanas salió la noticia de que en un grupo de WhatsApp unas madres se alegraron y festejaron que al fin habían sacado a un niño con Asperger de la clase de sus hijos.
Un niño al que habían boicoteado e incluso los padres habían dejado de llevar a sus hijos al colegio mientras él estuviese en su misma aula. Podéis leer la noticia del diario ABC: Un grupo de madres celebra que el colegio al que acuden sus hijos cambie de clase a un niño con Asperger.
Da realmente pena y vergüenza ajena que exista gente así en esta sociedad y que aún encima sean madres ¿Qué tipo de educación le dan a sus hijos? Los niños no nacen discriminando o siendo racistas u homófobos. Los niños aprenden lo que ven, imitan a sus mayores. Miedo me da de la sociedad que estamos creando por nuestros propios errores.
Pero centrémonos en los colegios y cómo abordan el tema de la discapacidad o la diversidad.
Normalmente, de manera general, al menos en España, dividimos los colegios en públicos, privados y concertados dependiendo en quién financia la educación: Estado, instituciones o padres.
Sin embargo hay otra clasificación que deberíamos tener en cuenta si hablamos de diversidad y discapacidad:
- Colegios ordinarios
- Colegios integradores / inclusivos
- Colegios especializados
Los colegios especializados son aquellos que tienen como alumnos sólo a niños con una o varias discapacidades de manera que conocen perfectamente y pueden atender sus necesidades a la vez que les ofrecen una formación de garantías. Los alumnos suelen tener grandes discapacidades que les hacen muy dificil su integración en colegios.
En el lado opuesto tenemos los colegios ordinarios que son aquellos que, aunque tienen algún alumno con discapacidad y tienen en cuenta sus necesidades no contemplan planes específicos en cuanto a discapacidad. En estos colegios suele haber también algún profesor de apoyo por si el alumno con diversidad necesitase refuerzo para seguir el ritmo de sus compañeros.
Por último tenemos los colegios integradores o inclusivos. Aquí, y de manera general, los trataré como sinónimos aunque hay matices que marcan la diferencia.
Podéis leer el artículo de Sara Pérez Alarcón en el que comenta su clasificación de manera más específica: Tipos de escuelas: selectiva, integradora e inclusiva (en PDF).
Estos colegios integradores, podemos decir que se encuentran en el punto intermedio entre colegios ordinarios y especializados. En ellos conviven alumnos con y sin discapacidad aunque los primeros tengan un alto grado de diversidad funcional. Además muchos de estos colegios se especializan por ejemplo en discapacidad auditiva, discapacidad intelectual, etc. Tienen profesores de apoyo y planes específicos para las necesidades de los alumnos así como también asignaturas o planes curriculares de integración como podría ser, por ejemplo, el aprendizaje de lengua de signos para todos los alumnos.
La evolución de los colegios camina hacia aulas abiertas, aprendizajes flexibles, la importancia de las habilidades, intereses y aptitudes de los alumnos y el trabajo colaborativo, entre otros. Estas características pueden ayudar en gran medida a mejorar y hacer más efectiva la inclusión de los alumnos con diversidad funcional en la educación.
Desde mi propia experiencia os puedo contar que yo estudié en un colegio público ordinario y desde más o menos 3º de EGB tuve una «profe de apoyo» gracias a la ONCE.
El maestro de apoyo itinerante de la ONCE visita a los alumnos en el colegio y le ayuda en todo aquello que necesite para tener las mismas condiciones y oportunidades en el aula: adaptación al entorno, a los contenidos, seguimiento para conseguir la mayor autonomía del alumno, ayuda y respaldo a los profesores de los centros, etc.
Si queréis saber más sobre cómo funciona la inclusión de niños con discapacidad visual en colegios ordinarios os interesará la siguiente noticia: Miles de alumnos con ceguera y discapacidad visual grave vuelven al “cole”.
Mi experiencia en colegio ordinario fue satisfactoria. Tenía un resto visual bastante aceptable que me permitía cierta autonomía para la participación en actividades aunque también había momentos complicados y de confusión respecto a mi discapacidad y de descrubir y preguntarme porqué era «diferente» a mis compañeros.
Sin embargo, cuando me preguntan si preferiría colegio ordinario o especializado (no hablo del inclusivo porque por aquella época o no existían o apenas había) no dudaría ni un momento en optar por el ordinario.
Un niño con discapacidad tiene que estar integrado en la sociedad desde muy pequeño y el educativo es el mejor ámbito para comenzar a adquirir habilidades y herramientas que le permitan llevar una vída lo más plena posible.
En el colegio puede aprender a relacionarse, a ser autónomo, a orientarse y desplazarse, a conocer y asumir su discapacidad, sus limitaciones, sus capacidades, etc., además de adquirir los contenidos establecidos en el currículo ordinario.
Es más, por ley la tendencia desde hace ya algunos años es la crear un único sistema donde se integren todos los niños y donde prevalezca siempre el derecho de cualquier alumno a recibir una atención educativa equitativa y de calidad respetando sus necesidades específicas.
Hoy en día son pocos los colegios especializados que existen a nivel de educación primaria y secundaria. Sólo se mantienen aquellos para casos especialmente complicados y que necesitan atención permanente.
Desde mi punto de vista es un gran acierto incluir a los niños con diversidad funcional desde pequeños en un aula normalizada. Excluirlos de los colegios es excluirlos de la sociedad, de conocer el mundo real que les va a acompañar toda su vida.
Cuanto antes se integren en su entorno con los demás niños, antes aprenderán a desenvolverse y a adaptarse a las realidades y necesidades que se derivan de su discapacidad. Puede que en algún momento se tengan que enfrentar a situaciones más complicadas que sus compañeros pero eso es un aprendizaje muy imporante para la vida y con profesores de apoyo y otro personal educativo su experiencia será muy enriquecedora.
¿Qué opináis? ¿Tenéis niños con discapacidad que comienzan el cole? ¿Habéis estudiado en algún colegio integrador o inclusivo? ¿Qué os parece la convivencia en el aula de niños con y sin diversidad funcional?
Esperamos vuestras historias y comentarios.
Extra
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